Un día, los señores controladores aéreos decidieron que no cobraban suficiente… y dijeron… “aquí hay tajada” así es que… viendo que eran imprescindibles… se pusieron de acuerdo para decir que la nómina era pequeña… y hacer un poco de pataleta con el asunto. Ahora les acaban de decir que un ordenador lo hace igual o mejor que ellos… y que puesto en nómina, es mucho más barato. Señores controladores aéreos, no tienen de qué preocuparse, siempre podrán retirarse y cobrarle a los del ordenador los derechos de autor por el trabajo que la máquina desempeña.
En otra parte del conflicto, nuestro querido Pepiño saca una libretita, una calculadora… y decide que los aeropuertos no son económicamente rentables. ¿Y cómo se hace que algo que no es rentable empiece a serlo? Pues privatizándolo, como se ha hecho toda la vida en este país. El aeropuerto, va a seguir midiendo lo mismo, la señora de la limpieza, tendrá que seguir limpiando la misma superficie, y los aviones tendrán que seguir aterrizando y despegando como hasta la fecha… pero si es privado sí es rentable, y si es público no. Y esto, lo dice un socialista.
O sea, que si yo sigo pagando lo mismo… pero alguien se puede forrar con ello, entonces coger un avión es rentable… pero si ese dinero va al estado (que se supone que somos todos) entonces no es rentable… Me lo expliquen.
O bien alguien cobra menos, (mucho menos, me temo, que ahora hay un señor que se tiene que forrar), o bien yo voy a tener que pagar más… ó… ¡Aleluya! cuando algo es privado… ¡Milagro!, brota dinero por entre las juntas de las baldosas. Díganselo a Díaz Ferrán.
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